¿Quién aporta a quién?

Tengo la suerte de tener un trabajo que me encanta. Es cierto que muchas veces es duro, ya que los psicólogos nos dedicamos, entre otras cosas, a canalizar la angustia de nuestros pacientes. En mi caso, trabajo con padres que sufren mucho por las dificultades de sus hijos.

Cuando empecé a trabajar de psicóloga, tuve que hacer una tarea personal muy fuerte con una terapeuta para intentar separar estas historias de mi vida personal. Creo que lo conseguí, al menos la mayor parte de las veces, pero como persona humana que soy, y además sensible, en ocasiones es imposible que alguna historia no me toque. Creo que ahí radica la humanidad de un psicólogo, médico, etc, en ser capaz de empatizar con sus pacientes y sufrir por y con ellos (hasta cierto punto). Voy a poner todo mi empeño en no dejar a un lado esa sensibilidad que creo que me caracteriza, pues es una de mis herramientas de trabajo para hacer que los padres se sientan apoyados y comprendidos.

Pero a veces la tortilla se da la vuelta, y de repente en frente de ti, tienes sentada a una persona a la que deberías guiar, enseñar, etc, y cuando acaba la sesión, te das cuenta de que esa persona probablemente te ha aportado a ti mucho más que tu a ella.

Y entonces es cuando me siento afortunada por tener la suerte de trabajar con personas. Porque cada día es diferente y porque puedo conocer la esencia del ser humano detrás de cada historia que me llega....